Conozca a su cliente. Es una idea simple, pero es fácil perderla de vista entre los detalles al crear un producto.
Lo mismo sucede con los videojuegos. Aunque la industria esté repleta de trabajadores que también son gamers, es arriesgado dar por hecho que los juegos que desarrollan serán automáticamente divertidos, populares y rentables. Y es que las personas que trabajan en la industria no siempre son representativas del mercado. Lo cierto es que, para compensar ese sesgo inherente, el toque de los colaboradores sigue sin poder sustituir las aportaciones de los gamers externos, aquellos que aguardan con impaciencia el próximo lanzamiento.
Forjar una relación duradera entre un estudio y un grupo de jugadores no se diferencia tanto de cómo nos relacionamos en nuestro día a día. Todo se basa en la confianza. La confianza en que el estudio esté en sintonía y centrado en los jugadores, además de ser capaz de reaccionar con rapidez tanto a problemas del juego como a la percepción de la comunidad más allá del juego. La confianza en que los servidores del juego pueden soportar la repentina llegada de jugadores nuevos cuando hay un nuevo lanzamiento. La confianza en que la experiencia será igual para todos los jugadores, sin importar en qué lugar del mundo estén. La confianza en que será divertido jugar, porque el juego se ha diseñado con la implicación de gamers desde el principio.
Cuanto más se exponga su juego a posibles jugadores antes de su lanzamiento al público, más confianza podrá usted tener cuando salga. Por eso, es mejor que no espere a acabar las numerosas fases de localización, como LQA, FQA y CQA, antes de presentar su trabajo al mundo. Integre las sugerencias cuanto antes y de modo continuo en el proceso para que sus jugadores disfruten de la mejor experiencia posible.